Muchas de las dificultades y conflictos emocionales de nuestra vida presente tienen su origen en experiencias traumáticas o dolorosas vividas en existencias previas. Estas experiencias no se agotan con la muerte y dejan una secuela emocional que queda grabada en lo más íntimo de nuestro ser y se proyecta hacia las vidas subsiguientes.
En el instante de dejar el cuerpo el alma puede llevarse consigo un pesado lastre constituido por emociones encontradas. El miedo, la culpa, la angustia, el desamparo y otros sentimientos se entremezclan con la ira, el odio, la furia o la sed de venganza.
Estas emociones se instalan en el alma en forma de energía. Estas energías emocionales originan a su vez patrones de conducta, mandatos y creencias, reacciones estereotipadas y una compulsión a la repetición que condiciona nuestro accionar cotidiano.
Frente a las distintas circunstancias que nos toca vivir cada día, reacciona- mos sin saberlo impulsados por estas fuerzas provenientes del pasado. Cuanto más insólita y fuera de lugar es una reacción, más probabilidades tiene de tratarse de una emoción originada en un evento de otra vida. Para el alma el tiempo no existe. Todo está allí, al mismo tiempo. En realidad, estamos viviendo muchas vidas al mismo tiempo.
Cuando frente a una situación determinada, reaccionamos emocional- mente sin poder evitarlo se debe a que en un nivel inconsciente nuestra alma está reviviendo una experiencia que se reactivó por analogía con la situación presente. Por ejemplo, imaginemos a una persona con claustro- fobia. Cada vez que se encuentra en un lugar cerrado experimenta angus- tia, ahogo y una sensación de muerte inminente. Eso es lo que se objetiva a nivel físico consciente.
Pero en otro nivel, su alma puede estar recordando una muerte por asfixia en un derrumbe de una mina. La persona no tiene conciencia de esto, pero como su alma está reviviendo esa experiencia entonces experimenta todas las sensaciones físicas y emocionales de la muerte anterior.
Cada vez que se enfrenta a la posibilidad de quedar atrapada en un lugar cerrado experimentará las reacciones emocionales de la claustrofobia sin poder evitarlo.